Mientras conversábamos de esto y otras cosas más, integrantes del colectivo tomaban fotos y hacían registros con su cámara de video es decir, que adelantaron parte de la producción para su audiovisual teniendo en cuenta el tema priorizado por el colectivo y que apunta a la conservación de las fuentes hidrográficas en la región. Al llegar a la Quebrada del Duende, cuyo nombre se debe a este legendario personaje que como cuenta la leyenda, vive al pie de los nacimientos de agua, allí hicimos nuestro primer descanso. ¡Qué bonito lugar! Cálido, sus aguas transparentes, la vida en todo su esplendor y don Jesús seguía compartiéndo sus poemas.
A las seis de la tarde dimos por terminado este recorrido por la quebrada y sus alrededores y acordamos que a las siete de la noche nos encontraríamos nuevamente en Compartel, para terminar el refuerzo en Internet y nuevas tecnologías, suponíamos que a esa hora ya había llegado la energía. El cansancio era notorio y seguramente más de uno no quería continuar pero las ganas de aprender superaban cualquier debilidad.
Pronto oscureció y la naturaleza volvió a darme otro regalo, un firmamento cargado de estrellas titilantes que dibujaban las constelaciones de Orión, Andrómeda y otras que reconozco con facilidad: la Osa mayor y la Osa menor. Para mí este, era el cielo del mes.
Nuevamente todos en Compartel terminaron su proceso de redacción y publicaron en el blog cinco relatos con sus respectivas fotografías y yo felíz porque conciben dentro del colectivo que esta es otra forma de comunicar y que lo que escribieron está dispuesto para el mundo. A las 8:30 de la noche hora en que el administrador cierra el lugar, nos despedimos hasta el otro día. Crucé el parque principal y allí los dos templos, uno frente al otro y en el centro del parque el busto de Julio Arboleda y me di cuenta que en este municipio no glorifican al prócer de la independencia Simón Bolívar como lo hacen en Puerres o en La Florida y que también al igual que en Pupiales a falta de un templo tienen dos.
A las seis de la tarde dimos por terminado este recorrido por la quebrada y sus alrededores y acordamos que a las siete de la noche nos encontraríamos nuevamente en Compartel, para terminar el refuerzo en Internet y nuevas tecnologías, suponíamos que a esa hora ya había llegado la energía. El cansancio era notorio y seguramente más de uno no quería continuar pero las ganas de aprender superaban cualquier debilidad.
Pronto oscureció y la naturaleza volvió a darme otro regalo, un firmamento cargado de estrellas titilantes que dibujaban las constelaciones de Orión, Andrómeda y otras que reconozco con facilidad: la Osa mayor y la Osa menor. Para mí este, era el cielo del mes.
Nuevamente todos en Compartel terminaron su proceso de redacción y publicaron en el blog cinco relatos con sus respectivas fotografías y yo felíz porque conciben dentro del colectivo que esta es otra forma de comunicar y que lo que escribieron está dispuesto para el mundo. A las 8:30 de la noche hora en que el administrador cierra el lugar, nos despedimos hasta el otro día. Crucé el parque principal y allí los dos templos, uno frente al otro y en el centro del parque el busto de Julio Arboleda y me di cuenta que en este municipio no glorifican al prócer de la independencia Simón Bolívar como lo hacen en Puerres o en La Florida y que también al igual que en Pupiales a falta de un templo tienen dos.
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